miércoles, 11 de noviembre de 2009

Una imputada por el "caso mamotreto" culpa a Perrault


NOÉ RAMÓN | SANTA CRUZ DE TENERIFE Loreto Ariz Alonso, la jefa de Servicios de Proyectos Urbanos, Infraestructuras y Obras en el Ayuntamiento de Santa Cruz, y una de las imputadas por el conocido como caso mamotreto, reiteró durante varias ocasiones a lo largo de su comparecencia ante la jueza que el responsable último de todo lo que tiene que ver con esta obra es el arquitecto francés Dominique Perrault. De él dijo que "es el que manda y el que toma las decisiones. El arquitecto y su personal son los que más sabían de la obra", declaró.

En otro momento de la comparecencia, Ariz señaló que su papel se limitaba a supervisar la actuación de este edificio de aparcamientos y centro comercial situado al inicio de la playa de Las Teresitas "en los momentos procedimentales que se me pedían. El arquitecto director -en referencia a Perrault- es el que tiene que acudir día a día a la obra". El caso mamotreto fue abierto a raíz de una denuncia presentada por Amigos de Las Teresitas y el Partido Socialista Canario-PSOE al considerar que las obras de este edificio se iniciaron sin autorización e invadieron suelo público. Hasta ahora esta causa supone la imputación de los concejales de Urbanismo, Manuel Parejo y Luz Reverón y los técnicos Candelaria Benítez y Epifanio Gómez. Todos ellos son acusados de prevaricación y supuesto delito contra la ordenación del territorio.

Urbanismo. Ariz subraya en varios momentos a preguntas de la fiscal, Inmaculada Violán, que no existía una diferencia real entre las órdenes que debía atender por parte del concejal de Obras, Norberto Plasencia y los de Urbanismo.

Así declara que pertenece jerárquicamente a ambos, ya que fue en el año 2004 cuando su Departamento se integró en la Gerencia. No obstante, no pudo concretar en qué fecha exacta y si este cambio fue antes de que se tramitara todo el proyecto de la playa. Uno de los aspectos más polémicos se refiere a la ejecución de un modificado que implicó la habilitación de 130 plazas de aparcamientos más y que también se realizó sin autorización de ninguna clase y además cuando Reverón ya era concejal.

Al respecto, la jefa del Departamento señala que este modificado fue solicitado por el propio Perrault, al detectar que "el firme estaba más profundo de lo definido en el proyecto inicial y que por lo tanto, ese vaciado que se hizo se podría aprovechar para sacar una media planta de sótano más. Lo que se descarta es que ese modificado se redactase porque el proyecto original invadía la servidumbre de protección".

Ariz señaló que durante todo el proceso el Servicio de Intervención fue levantando los sucesivos reparos que se imponían y que finalmente certificó que el proyecto era correcto. En cuanto a los problemas surgidos con la invasión del dominio público, la técnico indicó que había un acuerdo "tácito" entre el Ayuntamiento y la Dirección General de Costas y que este último organismo en ningún momento advirtió que la servidumbre de protección estuviera afectada.

Sin embargo, no pudo concretar si cuando existe un acuerdo implícito no es necesario pedir las autorizaciones pertinentes. Desconocía incluso que en el año 2006 se estuviera tramitando un nuevo deslinde. Igualmente no tenía conocimiento de las funciones del ex-alcalde, José Emilio García Gómez que en aquel momento actuaba como jefe de Obras. Considera Ariz que los responsables últimos de los informes elaborados eran las personas que ocupaban la Dirección Técnica Jurídica que no pusieron ninguna objeción a su trabajo y menos aún advirtieron de que era necesario contar con un permiso. Matizó que tan sólo hizo una advertencia durante la tramitación del modificado uno. El abogado de Reverón centró sus esfuerzos en intentar demostrar que existía una diferencia organizativa entre la Concejalía de Obras y la de Urbanismo. Y es que la estrategia es certificar que el responsable de pedir la autorización y de los aspectos técnicos de la obra corresponden exclusivamente a Plasencia. Tal vez por esta razón ambas concejalías vuelven a estar separadas de nuevo después de esta aparente confusión que se inició en 2004.


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Por lo visto, últimamente y más que nunca, nos hemos visto rodeados por auténticos especialistas en tirar la piedra y esconder la mano. En la mayoría de las ocasiones se crean auténticas crisis, iniciadas tras un rumor, surgido para desprenderse de las culpas que recaen sobre uno mismo, sin importar que otros caigan en el fango de las injusticias. En esta sociedad se deben medir las palabras con especial atención porque lo dicho puede ser contraproducente. Dominique Perrault es quizás la más joven de las figuras de peso en la escena arquitectónica contemporánea, privilegio que se debe al hecho de haber ganado, con una original propuesta, el Concurso para la Biblioteca Nacional de París. Es una arquitecto internacional que ha manifestado sus obras en Europa y últimamente destaca con sus labores en el territorio español. Perrault se presentó al concurso (cerrado) de Las Teresitas y lo ganó justamente. Es una persona conocedora que, en mi opinión, no tiene necesidad de meterse en semejantes fregados. En relación al Mamotreto, parte de la creación de su proyecto, pienso que no es acorde con el emplazamiento. Las Teresitas y su paisaje natural para nada tienen la necesidad de reivindicar semejante construcción y considero errónea la culminación de tal propuesta. Los proyectos tienen la necesidad de responder a las necesidades de aquellos para los que han sido diseñados y en este caso, no se ha conseguido el respaldo de la propuesta por parte del pueblo, que opta por la demolición del mismo y por el acondicionamiento idóneo de la playa y de las dotaciones de los servicios necesarios que, por compromiso social y moral, deben apoyarse en el desarrollo y optimización de los espacios que hacen de una de nuestras islas, un lugar lleno de recursos naturales.

Alejandro Díez Martín.

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