Los vecinos aseguran que el documento urbanístico es un ataque a la identidad local. La mitad de la población del municipio está afectada por el nuevo planeamiento urbano.
PEDRO H. MURILLO - LA OROTAVA
Alrededor de 2.000 personas –2.500 según los convocantes y 1.000 según fuentes de la Guardia Civil– se concentraron ayer en la plaza del Cristo para protestar por la puesta en marcha del nuevo Plan General de Ordenación Urbana de la localidad. Desde las 18:00 horas, numerosos vecinos se acercaron a las inmediaciones de las casas consistoriales portando pancartas y banderas verdes; un distintivo que se ha convertido en un símbolo de la "resistencia" vecinal contra lo que consideran un atentado a la identidad del municipio.
A pesar de la ingente afluencia de ciudadanos y la escasa presencia policial, compuesta por tres agentes de la Policía Local y dos Guardias Civiles, la protesta transcurrió sin que se registrara ningún incidente. En este sentido, los más viejos de la localidad no recordaban una aglomeración de vecinos en la céntrica plaza tacorontera. "Tengo más de 70 años y nunca había visto tanta gente manifestándose", explicó uno de los vecinos. Y es que lo ocurrido en la plaza del Cristo en la tarde de ayer no tiene precedentes en la historia reciente de Tacoronte.
"Es muy importante que todos los vecinos afectados nos unamos para que el alcalde entre en razón y escuche al pueblo porque no se nos ha consultado ni se nos ha explicado el Plan General", declaró un manifestante. La inmensa masa de gente permaneció en las escaleras de acceso a la iglesia del Cristo de Tacoronte para, posteriormente, dirigirse al consistorio que permanecía cerrado a cal y canto. En las puertas del Ayuntamiento, se instaló una furgoneta provista de equipo de megafonía, en donde se leyó un manifiesto redactado por la Plataforma Vecinal contra el Plan General de Tacoronte. "El alcalde, Hermógenes Pérez, no ha querido escuchar a los vecinos y ésta es la consecuencia de su actitud porque no existen ningún tipo de garantías para los ciudadanos afectados por el nuevo Plan General", explicó el secretario de la agrupación local del PSC en la localidad, Carlos Medina.
Todos los barrios. A la concentración acudieron vecinos procedentes de la práctica totalidad de los barrios del municipio. La representación de la zona de Aguagarcía era la más nutrida ya que, según explicó uno de los vecinos afectados, "lo que pretenden con el Plan es cargarse la tradición agrícola de nuestro barrio, y eso no lo vamos a permitir". Entre los manifestantes destacaban multitud de pancartas en las que se leían lemas como: "Sí a la agricultura. Del cemento no se come", "Alcalde rectifique", y el tan socorrido: "El pueblo unido jamás será vencido".
La concentración vecinal de ayer, deriva de las profundas discrepancias acaecidas entre el grupo de gobierno de Coalición Canaria y la práctica totalidad de los vecinos de la localidad. Las numerosas críticas recibidas han motivado que el gobierno local haya decidido prolongar el periodo de información pública del citado documento urbanístico hasta el próximo 7 de diciembre.
Tacoronte siempre ha sido una ciudad cuya economía ha ido integramente ligada al campo. Este se ha intentado conservar desde tiempos antiguos, y parece ser que ahora con el nuevo Plan General de Ordenación lo único que se hace es tirar por la borda generaciones de trabajo de la tierra. Una tierra que en tiempos que corren nos garantizan una seguridad, ante la crisis que estamos viviendo.
ResponderEliminarQuien sabe, el dia de mañana cuando todo haya empeorado al menos se conservará ese legado que nuestros padres y abuelos nos han dejado incluso, han luchado por ampliarlo y sacarle mas partido. De ahí, que se pueda hacer frente a esta crisis, teniendo alimento, pues cada vez más el paro se convierte en un problema de gran envergadura.
Entonces, ¿porque proyectar más espacio construido que como bien se dice en el artículo, no da de comer a nadie?
En la actualidad, el Archipiélago Canario se halla bajo un proceso cada vez mayor de desertización, producido en gran medida por la pérdida de calidad del suelo como un recurso natural. Claro está que, a pesar de que existan factores que favorecen la progresiva degradación del suelo, como puede ser el clima, es la intensa presión humana la que ha agravado la incidencia de este proceso.
ResponderEliminarTenerife, y en general todas las islas, son un territorio de dimensiones reducidas con cada vez más escasez de suelo fértil. Además de las implicaciones que provoca el que sea una región insular, hay que añadirle la fuerte presión demográfica, y como consecuencia urbanística, que soporta las islas. Es por todo ello, que la disponibilidad del suelo es tan escasa. Además hay que añadir, que el suelo existente y apto para la actividad agraria está en continua amenaza por el abandono de la agricultura o la construcción de infraestructuras.
Un claro ejemplo de lo dicho anteriormente, es el recogido en el artículo. Así pues, teniendo en cuenta que el suelo rústico de Tacoronte abarca un 73.49% de superficie, abogo por los vecinos en su lucha por la protección de éste.
Por otro lado, hay que destacar, y para que no se olvide, que se llama suelo rústico a aquel que posee especial interés por sus características propias, entre estas cosas, por lo que, tal y como están haciendo los vecinos, tenemos que luchar para mantener la entidad de nuestro suelo.
Una cosa es que "el cemento no se coma" y otra muy diferente es que "del cemento no se pueda comer". Si bien es cierto que la agricultura en Canarias desde siempre ha contribuido al desarrollo de la economía insular, hace ya bastante tiempo que nos hemos desviado de ese camino para coger un "carril" mucho más rápido, productivo y beneficioso (aunque creamos que solo lo es para unos pocos). Probablemente un recurso que, bien gestionado, puede llegar a ser compatible con todo lo demás.
ResponderEliminarLa construcción en Canarias ha cogido por derroteros poco sostenibles y nos ha dejado a su paso un panorama completamente desolador en muchos casos. Y , para más inri, los pocos "afortunados" que tienen en sus manos el placer y la responsabilidad de construir un territorio en el que estos factores convivan de forma razonable y que nos dirijan hacia un desarrollo controlado que nos haga evolucionar (no involucionar), meten la pata hasta el fondo.
En muchos casos se trata de ignorancia, falta de conocimiento o imprudencia, pero en otros, y peor aún si cabe, es mera especulación y afán de riqueza a costa de sacrificar nuestro patrimonio, nuestra cultura, nuestra sociedad y de hipotecar nuestro futuro.
¿De verdad nuestra fortuna cultural, social, medioambiental, etc. se compra con dinero, o es sustituible por cemento? Tenemos que avanzar hacia delante, pero sin “cargarnos” lo de atrás, si no, ese camino será hecho en balde.